martes, 21 de mayo de 2013

Quererte en solitario

De dos maneras te podía querer, pero sin duda, la que más se aferraba a mí, era quererte en solitario, verte en solitario, pensarte en solitario, escribirte en solitario. A veces, mis palabras se formaban toscas, y mis manos temblorosas cuando sentía la necesidad de escribirte alguna carta, y me trataba de controlar, las trataba de callar. Aunque en ocasiones, -como todo en la vida- llegaba al punto en que no sabía si lo que escribiría sería cariño, -ese mismo con el que te escribía cada palabra, tilde, coma, punto- o el reseco de tu ausencia. Y es que de las veces que escribía y plasmaba cierta añoranza hacia ti, tus gestos de cariño, donde en líneas se figuraba que te extrañaba, era cuando más te sentía perdida, era cuando menos quería escribir, leerme y saber que tu ausencia quedaba resumida a un texto que con el tiempo mataba la esperanza, porque, ¿qué es un hombre sin esperanza, sin cariño? eran varías también las ocasiones en las cuales me salía un parrafito lindo, cursi, raro de mí, hacia ti, que tenía pensado darte cuando se nos acabara la noche. Y tanto fue todo esto que, el tiempo se ancló en el mismo sentimiento, en la misma carencia de ti, en las mismas hojas a medio escribir, en mi vista caída, y en el desconcierto de saberte.

-Ray

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